martes, septiembre 06, 2005

EL CUENTO SIGUE....

Si quedaron con gusto a poco, el cuento de mi Albatro preferido sigue... Al final doy el Link del Albatro que abrió sus alas para volar a su sueño...


II PARTE DEL DESCONOCIDO








II PARTE DEL DESCONOCIDO




Come con algunas compañeras, bromea sobre la actualidad, sobre los malos tiempos que amenazan a la empresa, pero su incitante secreto planea por su mente sin cesar, secuestrando su atención, extraviándola entre el murmullo de sus compañeras, que se diluyen en un rumor lejano. De vuelta al trabajo, vibra el móvil en su blazier. Un nuevo mensaje de ese número que ella ha guardado en su agenda como “Eros”, porque el remitente anónimo siempre firma sus cartas, sus postales, sus mensajes, como tal. Alguna vez Lucía ha contestado a ese número con otro mensaje, y sólo ayer por la tarde se atrevió a llamar, pero encontró la típica locución robotizada, y los nervios le impidieron dejar un buzón de voz. Vibra el móvil y el corazón da un salto. Un nuevo mensaje que Lucía lee casi a escondidas, agazapada tras su ordenador. Los ciento sesenta caracteres le dejan las mejillas rubicundas. Queda un rato para la hora de salir. De repente la jornada parece haberse esfumado en un suspiro. Lucía rescata el sobre de la montaña de presupuestos y lo abre. El texto, en letra cursiva de impresora, esta vez es escueto y directo, pero ninguno de los anteriores consiguió acelerar así su pulso:
“Si quieres dar el paso y vernos, deja una llamada perdida cuando salgas. Sé que lo deseas, tanto como yo. Eros.”


Por un instante pretende para sí misma que le disgusta cierta prepotencia, pero no es verdad, porque ella hace tiempo que le da vueltas a la idea de dar ese paso, de poner un poco de magia en su vida, tan gris de un tiempo a esta parte, de abrir la puerta de la jaula y alzar el vuelo lejos de los barrotes de un matrimonio en declive. Es una locura, y además, ni siquiera sabe el aspecto que tendrá ese anónimo seductor, pero algo le dice que en un hombre capaz de esos detalles, de esas palabras, tan elegantes como húmedas, no pueden desentonar el fondo y la forma. O al menos quiere creerlo.



Ya en la calle, le tiembla la mano, cuando le da a la tecla de llamada. No hay vuelta atrás, ha decidido entrar en el juego. Al cabo de unos minutos recibe otro mensaje. El texto en la pantalla es como una voz desde arriba, sólida, dominante pero cuidadosa. Le dice que se tome un café en el local de la esquina, un lugar de moda, al que ella acude con frecuencia. ¿Será allí donde aparecerá él? ¿Cómo le reconocerá? Es obvio que el anónimo la conoce de algo, sabe donde trabaja, su número, lo cual le asustó al principio, pero poco a poco fue dejando de importarle. Se ha preguntado mil veces si será algún compañero de trabajo, quizá alguno de los jefes, quién sabe si el pez gordo, tal vez alguno de los empleados. Ha evaluado cada gesto de casi todos los hombres de la oficina, casi todos porque ha descartado a los menos atractivos o agraciados. Ha escudriñado en cada movimiento, intentando descubrir en él un guiño de su Eros. Incluso deja llamadas perdidas a su número, cuando hay un buen candidato cerca, por si él rebusca en sus bolsillos un teléfono móvil en ese momento. Pero todo en vano.

1 Comments:

Blogger Meibi said...

Great!!!!

Que más sigue .... me tienes en la duda. Ya po!!!, cuenta un poquito más ¿¿¿¿yaaaaaaa????

10:45 a. m., septiembre 07, 2005  

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