viernes, septiembre 02, 2005

El cuento de un albatro especial

ESTE CUENTO LO ENCONTRÉ DEMASIADO GENIAL AL FINAL DOY EL LINK DEL ALBATRO... ESPERO QUE LO DISFRUTEN...








El desconocido.



-¿No confiás en mí?

Con esas palabras Lucía vuelca el silencio en la habitación, después de una encendida discusión. Ha amanecido hace rato. Ya vestida, sale dando un portazo y deja a su marido sentado en la cama.

Han estado ladrando y haciéndose reproches por unos mensajes al móvil de Lucía a altas horas de la noche, mientras su marido se lavaba los dientes. Discutieron al acostarse, dándose la espalda, y han discutido al levantarse, él desde la cama y ella transitando exaltada del baño al dormitorio, del dormitorio al baño, vistiéndose entre gritos y frases lapidarias, entre interrogatorios y evasivas porteñas.


Con esas palabras, “no
confiás en mí”, Lucía deja a su marido sentado en la cama y sale dando un portazo. Lucía, argentina tremenda importada en Madrid por un español entrado en años que la idolatra, es una mujer que provoca vértigo por su belleza, y lo sabe, desde siempre ha notado el deseo de los hombres, y a menudo ha tenido que justificar cada mirada, cada sonrisa, cada guiño correspondido que su marido detectara. Y ya no le apetece dar una explicación a esos mensajes. Su marido no es inseguro, no se trata de eso, es que ella es una tentación demasiado fuerte, una isla de fuego rodeada por un lago de gasolina. Pero Lucía está cansada de todo, la relación ha llegado a una vía muerta, las pequeñas manías ya no compensan.


Lucía llega a la oficina caminando. Con el aire fresco de esa mañana de Abril ha logrado sacudirse un poco el eco de la discusión. Se reclina largamente en su asiento, estirándose como un gato, y al acometer todo el papeleo que se le amontona, descubre otra vez un sobre color crema sobre la mesa. Otro sobre color crema, como casi cada día desde hace un mes. Expira largamente por la nariz, sabe que hay algo en esa historia que traerá complicaciones. Pero sonríe. Cuatro semanas hace que viene recibiendo anónimos, cartas impresas, postales sin sello de paisajes increíbles y de imágenes sugerentes, fotografías eróticas en blanco y negro, contenidas, con clase, pero profundamente sensuales, y mensajes al móvil de un número que no conoce. Mensajes que al principio le incordiaban, después le sorprendían por la intensidad de sus palabras, y desde hace unos días, incluso llegan a excitarle. Y eso es algo que no le ha sucedido en mucho tiempo, porque su marido ya ha rebasado la frontera de lo excesivamente familiar, ya no le parece capaz de provocarle sorpresa, de reinventarse la convivencia.



Guarda el sobre bajo un montón de papeles, con el mismo gusanillo en el estómago del adolescente que esconde una chuleta bajo la mesa. Es un día extraño en la oficina, hay menos trabajo del habitual, y Lucía tiene demasiado tiempo para pensar. Se descubre a sí misma dándole más vueltas a esos mensajes anónimos que a la situación con su marido, estancada en la monotonía. Tal vez sean las ganas de vivir, de sentir, tal vez sea una burbuja llamando a su puerta, lista para esfumarse en cuanto abra, tal vez sólo una ilusión de treintañera desilusionada.



1 Comments:

Blogger Meibi said...

Hola Cathy, me encanto el cuento, pero me gustaría saber más o sólo eso es todo. ¿Cuéntame Please?

10:47 a. m., septiembre 06, 2005  

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